RUTAS DE SENDERISMO

 

RUTA 1 : Fuente de la Sielva

La primera ruta nos lleva hasta una de las fuentes emblemáticas del término de Griegos. Para llegar a ella utilizaremos un camino usado antiguamente por las caballerías y los lugareños tanto para subir a la Muela como para atravesarla pasando al otro lado.
Saldremos de la bonita población de Griegos en dirección noroeste hacia Orihuela del Tremedal, hasta el cruce con la circunvalación del pueblo (empalme 200 m.) y allí tomamos el carril de tierra que nos sale de frente. Este carril nos acerca al pie de la Muela de San Juan, y a medida que caminamos, éste va desapareciendo hasta casi hacerlo por completo. Sólo deberemos seguir las señales que nos marcan el camino y nos adentran a la masa de pinos. Deberemos haber cruzado perpendicularmente la carretera que sube a lo alto de la Muela de San Juan. Hemos dejado atrás varios sembrados de trigo, avena, cebada y nos adentramos en la masa boscosa de Pino albar (Pinus sylvestris)
Antes de proseguir, tenemos la posibilidad de visitar, situado a nuestra derecha y en un "Moritón" o contrafuerte de la Muela de San Juan, el "Castillejo". Esta prominencia o cabezuelo fue amurallado sirviendo de defensa de la zona. Investigado por el arqueólogo Sr. D. Martín Almagro, fueron halladas diversas murallas de fortificación, objetos de cerámica, barro, huesos de animales y diversos objetos de hierro y bronce (estatuilla), datándolos en una antigüedad del s.II a J.C., ya en época romana. El estado de esta especie de Turres (creada para guarniciones de seguridad) es de casi total abandono y saqueo, pero las vistas que se observan son de gran belleza pudiendo tener una panorámica casi completa del término de Griegos.
Regresamos a nuestra pequeña senda, antes utilizada por las caballerías de carga, que discurre ahora entre matorrales de Rosal silvestre (Rosa canina), Enebro (Juniperus communis) y Sabinas rastreras o chaparras (Juniperus sabina). Esta senda serpentea por la empinada y fría ladera de la umbría. No tardaremos en llegar a "los poyales" (un llano recubierto de césped, utilizado todavía como "sestero" o descanso del ganado lanar) y desde el cual podemos disfrutar de una hermosa vista de las tierras de cultivo de "el Cuarto", los pinares de "el Calar" y un poco más alejado, en dirección noreste, el Caimodorro (el pico más alto de la zona con 1920 m.). Desde aquí seguimos la senda, ahora un poco más marcada y que, poco a poco, nos llevará hasta el alto. Ya arriba a unos 100 metros cruzaremos perpendicularmente el carril por donde discurren las Pistas de Esquí de Fondo. Nos dejaremos caer por entre los pinos y la maleza, no olvidando que estamos en plena Reserva Nacional de Caza y que en cualquier momento, si somos capaces de caminar en riguroso silencio, podemos ver animales salvajes como el ciervo (Cervus elaphus), el jabalí (Sus scrofa), el zorro (Vulpes vulpes) o la liebre (Lepus capensis).

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......Subida a la Muela ......... ......... Sima............... Trincheras de la guerra civil

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Camino antiguo de la Sielva...........Calera........................Alto de las pernalas

Pronto veremos una nueva pista forestal que deberemos cruzar para entrar de lleno en los inicios del Barranco de los Avellanos. En este tramo se ha perdido totalmente el camino antiguo y el recorrido podría hacerse hacia la izquierda por la pista forestal, pero recomendamos que si se quieren conocer las dificultades de los habitantes de estas tierras, nada mejor que ser fieles a sus rutas. Transcurrido unos 200 metros por la hondonada deberemos de ascender por su ladera izquierda para adentrarnos en un nuevo barranco, el de la Sielva. Aquí veremos que la pista forestal que dejamos a nuestra espalda realiza una curva de casi 180 grados. La senda que cogemos discurre por la solana del barranco de la Sielva es decir, la ladera derecha de este barranco. Va descendiendo muy suavemente por la ladera plagada de pinos albares y siempre coronados por rocas y riscas en lo más alto de la ladera. En estas rocas podemos encontrar el tan apreciado "té de roca" (Jasonia glutinosa), delicioso como infusión.
Según se discurre por la senda vemos que por el fondo del valle discurre una pista forestal. No debemos despistarnos, pues pasados unos quince minutos la senda hace un giro de casi 180 grados para bajar hasta la pista del fondo del barranco. De frente a nosotros y en la otra ladera se abre un vallejo que guarda una de las mejores fuentes del término: la fuente de la Sielva. Este es el sitio ideal para descansar y reponer fuerzas y beber una de las mejores aguas de la Sierra de Albarracín. Probar y comprobar cómo, según es creencia en estos lugares, su ingestión abre el apetito mejor que ningún moderno remedio. Pero, ¡¡mucho cuidado!!, pues nadie ha sido capaz de mantener su mano debajo del caño más de cinco minutos, ni en pleno verano; algún incauto que lo intentó todavía sufre las consecuencias. Si la excursión ha sido en invierno, quedarás impresionado del vaho y niebla que rodea a la fuente. Escondiéndote un poco y dejando que el silencio inunde la fuente, puedes observar la cantidad de pajarillos que te rodean y que juguetean de pino en pino: carbonero común (Parus major), trepador azul (Sitta europaea), herrerillo común (Parus caeruleus), carbonero garrapinos (Parus ater) o alguna juguetona ardilla (Sciurus vulgaris). Si no tienes suerte con los animales, el silencio de la montaña, el murmullo de la brisa meciendo las frondosas copas de los pinos y el murmurar constante de la fuente te recompensarán.
El regreso será por nuestros pasos, hasta el giro de 180 grados que hacía la pista forestal. Debemos coger la pista de vuelta al pueblo, pero desviarnos en el primer cruce que sale a mano derecha un carril a unos 400 metros. Discurre por un vallejo acompañado por las caleras.
La calera era una construcción sencilla, abovedada con piedra caliza, que se rellenaba durante varios días y noches de matorrales encendidos hasta obtener altas temperaturas en el interior y de esta forma transformar la piedra caliza en cal para la construcción de casas. La técnica era artesanal, muy ardua y compleja, pero muy eficaz si se realizaba en las debidas condiciones.
Esta senda nos llevará hasta la "Ceja de la muela", donde se nos cruzará un nuevo carril y a mano izquierda observaremos el bar de las pistas de esquí de la Muela de San Juan, donde podremos refrescarnos con alguna consumición y disfrutar de las maravillosas vistas. Desde aquí, bajar al pueblo es coser y cantar, bien lo podemos hacer por la carretera asfaltada o por una senda que baja por la ladera sin posibilidad de pérdida ya que el pueblo permanece siempre a la vista.


Duración de la ruta: de 3 a 4 horas (ida y vuelta) + descansos
Dificultad: Media

 

RUTA 2 : El Cuarto

Vista de El Cuarto desde la umbría de la Muela

 

Paidera El Cuarto, actualmente Refugio

En esta ruta disfrutaremos de las hermosas riscas del cuarto, los campos de cultivo, de lo abrupto del Barranco de los Avellanos y de las sorpresas que nos ofrece la siempre misteriosa Muela de San Juan.
Salimos del pueblo por el noroeste de la población de Griegos y en las últimas casas cogemos la pista de tierra en dirección al Barranco de Codes que nos lleva hacia la hermosa y sencilla ermita de San Roque. En estos 100 metros, y a la izquierda, junto al verdor de un sencillo jardín encontramos el Pairón de San Antonio, protector de los animales domésticos. Una vez llegamos a la ermita, el carril desciende y se bifurca en tres carriles. Nosotros deberemos coger el de la izquierda. Este camino era antiguamente utilizado por caballerías, aunque actualmente está ampliado para que las máquinas de labranza puedan usarlo; era conocido como el "camino del cuarto". Pronto nos adentramos en la inmensidad de los campos de cultivo que todavía son usados para la producción de cereales como trigo, avena o cebada. Llegamos sin mucho vacilar a una pista forestal que se nos cruza. Veremos que a proxima nuestra izquierda discurre la carretera asfaltada, así que la cruzaremos (con precaución) y nos encaminaremos hacia la "Paidera de El Cuarto" que ya vemos enfrente nuestro. Esta paridera sirvió de cobijo tiempos atrás a los labradores que estando en sus quehaceres diarios eran sorprendidos por las temerosas tormentas veraniegas, siempre bien cargadas de mortíferos rayos. Prueba de estos temores lo encontramos en una cruz (Cruz de la María) que ya hemos dejado atrás junto a la carretera y cuya inscripción da fe del fallecimiento de una joven aldeana que fue fulminada en ese mismo punto por un rayo. Actualmente la paridera ha sido remodelada por el Ayuntamiento y convertida en un hermoso y digno refugio para la persona que pida la llave y se responsabilice del buen uso de ella. Desde aquí podemos observar cómo la carretera sirve de límite y división de vertientes hidrográficas: las aguas de su derecha se encauzan hacia los ríos Griegos y Turia para acabar muriendo en el Mar Mediterráneo; mientras que las aguas caídas a su izquierda se encajonan a los ríos de la Hoz Seca y Tajo para acabar en el Océano Atlántico.
Pegada a la paridera sale una pista forestal que deberemos coger y que discurre siguiendo la Muela de San Juan. Encontramos innumerables carriles para la labranza a derecha e izquierda, que deberemos ignorar, para seguir recto. A escasos 300 metros tropezamos al lado derecho de la pista con la Fuente del Abrevador. Este es un buen sitio para refrescarse con la sangre transparente que nos ofrece la Muela de San Juan. Quizás tengamos que espantar algún cuervo (Corvus corax), ave muy abundante por estos sembrados. Con nuestros prismáticos también podemos observar otros pajarillos típicos de estas planicies de sembrados como: la lavandera blanca (Motacilla alba), la bisbita común (Anthus pratensis) o la alondra común (Alauda arvensis).

Desde aquí no dejemos de admirar las agrestes "Riscas del cuarto", próximas a la cima. La primera y solitaria es la conocida como "Peña el Sol";¿Serías capaz de calcular la hora solar sin mirar el reloj? Las gentes de Griegos casi todas acertarían; observando la sombra que se proyecta sobre otra de ellas llamada "Peña el Reloj". Antiguamente las gentes del campo sabían descubrir la hora que era. Con buenos prismáticos y en el tiempo bueno, es fácil de observar volando algún Ratonero común (Buteo buteo) que hacen sus nidos todos los años en estos parajes. Antes de ponernos en marcha deberemos llenar hasta arriba las cantimploras ya que las fuentes por las que pasaremos están alejadas y escondidas de nuestro camino.

Vamos a continuar por nuestra pista que sigue discurriendo entre sembrados y manchas de Pinos albares (Pinus sylvestris). Llegaremos hasta una Chopera (Populus nigra) conocida como "el Rábano" donde su sombra nos refrescará por un momento. Tan solo 300 metros más adelante nuestra pista entra en los pinares y se desvía a mano izquierda para empezar a subir hacia la Muela de San Juan. En la primera curva que hace la pista a mano derecha podemos desviarnos 50 metros de ésta subiendo una pequeña cuesta que nos lleva a un claro en el bosque y donde podremos admirar las ruinas de la "Paridera de los Altillos" que servía de refugio al ganado lanar, y junto a ella, una caseta para los pastores. Hoy en día está toda totalmente derruida. ¿Cuántas historias pastoriles podrían contarnos estas piedras?

Volvemos al carril y seguimos subiendo por la pista en busca de la parte alta de la montaña. Justo enfrente, en la otra ladera, vemos otras formaciones rocosas bastante majestuosas. Ahora consiste en encontrar en una de sus grietas un Tilo (Tilia platiphylos) no será difícil encontrarlo ya que su ramaje es de coloración diferente a la de los pinos (no hace falta ni la ayuda de los prismáticos). En estas rocas no es difícil ver sobrevolar algún Buitre leonado o común (Gyps fulvus) o quizás y con un poco de suerte algún Alimoche (Neophron percnopterus). Seguimos este carril empinado y a media cuesta, cuando empezamos a estar cansados de verdad, sale un casi borrado carril a mano izquierda (sale justo en una curva a la derecha de la pista forestal). No es difícil pasarse el cruce, por eso hay que ir atento a las señales que nos indican la ruta.
Esta nueva senda se adentra en los pinares y discurre junto a enebros (Juniperus comunis), a sabinas rastreras o chaparras (Juniperus sabina) y alguna que otro rosal silvestre (Rosa canina). Llegaremos sin mucho tardar a una depresión de carácter cárstico que queda a mano derecha y que es conocida como la "Celailla". Semi-bordeando la Dolina encontramos una calera.

Las riscas del cuarto

La cruz de la María

La calera es una construcción sencilla y abovedada de piedras calizas, que se rellenaba durante varios días y noches de matorrales encendidos hasta obtener altas temperaturas en su interior y de esta forma transformar la piedra caliza en cal, que era usada para la construcción de casas y el estucado y pintado de fachadas.
Seguimos por la pista que cada vez se va haciendo más clara. Un kilómetro más adelante una vez arriba podemos alejarnos a mano izquierda para comprobar que vamos justo por encima de las Riscas del cuarto. No me negarán que la vista no es reconfortante y placentera. Podemos seguir por esta ceja en la dirección que llevábamos o volver al carril. Los dos caminos nos llevarán al bar de las pistas de esquí de la Muela. Si hemos elegido el caminito de la ceja nos habremos cruzado con un aprisco ("El Corral del Tío Luchana") realizado utilizando la roca viva y en un muy buen estado de conservación. También encontraremos un seguido de trincheras de la guerra civil de 1936-39 por todo lo que es la ceja. Hemos de pensar que estas elevadas posiciones eran un lugar estratégico para los militares.
Una vez en la caseta podemos apagar nuestra sed con un refresco y bajar al pueblo ya sólo es "coser y cantar".


Duración de la ruta: de 4 a 5 horas + los descansos
Dificultad: Media - Alta
Recomendación: Ideal para hacerla por la mañana

Ideal para hacerla en BTT (Dificultad media-alta)

 

RUTA 3 : Camino viejo de Aguasamargas

Las salinas, un recuerdo del pasado .

Nos disponemos a realizar uno de los caminos más penosos (por la distancia) transitado por los habitantes de Griegos no hace demasiados años, ya que por el se va a las fincas más remotas que se trabajaban. A modo de historia diremos que la finca de Aguasamargas, de algo más de medio millar de hectáreas, pertenecía a una Sociedad Civil Anónima en la que todos los vecinos tenían derecho a una acción nominativa. En el año 1961 se tuvo la brillante idea de vender esta propiedad al Ayuntamiento que pagó sus buenos millones por ella, siendo repartidos a cada vecino propietario, y con esto ayudó a mejorar la calidad de vida de muchas viviendas.

(Si quieres saber mas detalles sobre esta finca y estos acontecimientos puedes ir a la sección de HISTORIA de esta web y en su sección de PERSONAS Y DOCUMENTOS podrás ampliar tus conocimientos de Aguasamargas.)

Los simarros, un signo del proceso càrstico

Salimos del pueblo por el noroeste y llegando a las últimas casas, cogemos a la derecha la pista forestal, en dirección al Barranco de Codes y que nos lleva en primer término a la ermita de San Roque, recientemente remodelada. Por los alrededores de la misma podemos encontrar un matorral muy común llamado endrino (Prunus spinosa) (A los frutos les llaman endrinas y son usados para la elaboración del pacharán), también encontramos otros arbustillos como el grosellero espinoso (Ribes uvacrispa) al cual sus frutos se les llama "zarramones". Pasamos junto a la ermita y haciendo caso omiso a los dos desvíos, tanto a derecha como a izquierda seguimos de frente para encontrar a pocos metros (200 m) la Fuente de los Pájaros, que ofrece su néctar a todas las avecillas del entorno. Estos matorrales tan densos y espinosos junto a la fuente sirven de cobijo a la inmensidad de pajarillos que anidan en sus adentros. En verano el "chirriar" incesante da buena cuenta del ajetreo diario. Debemos llenar nuestras cantimploras para afrontar el largo caminar sin falta de agua en nuestras mochilas. Seguiremos descendiendo por el carril que nos lleva hasta el Barranco de Codes, y desde el cual observaremos a mano izquierda la "Fuente Nueva". Una vez que lleguemos al cruce con el carril del Barranco debemos cruzarlo perpendicular, buscando una senda que sale frente a nosotros. Este camino nos llevará de lleno a una paridera, aunque antes hemos de pasar entre sembrados, chaparrales, y un pequeño bosque de pino albar (Pinus sylvestris). Los sembrados o campos de cultivos proporcionan una dieta extra en verano a los ciervos (Cervus elaphus) y a los jabalíes (Sus scrofa), por lo tanto si nos acercamos en silencio y de buena mañana no es difícil que los sorprendamos comiendo. Llegando a la "Paridera El Navazo" los campos de cultivo y el bosque deja paso por un momento al chaparral, un matorral compuesto de chaparra (Juniperus sabina) y al enebro (Juniperus communis). Estos arbustos adoptan formas geométricas muy curiosas debido al viento y el frío que sufren en estos parajes. No es extraño que nos salga alguna liebre (Lepus capensis) o algún zorro (Vulpes vulpes) que descansa entre las ramas de los matojos.

Una vez llegamos a la Paridera El Navazo debemos pasarla dejándola a nuestra izquierda para pronto ver la nueva y empinada cuesta que nos toca subir. Se trata de "El Frontón", una ladera solana que hemos de salvar por un sendero medio borrado por el tiempo pero que nos sube cómodamente hasta arriba. Así que pasados los últimos sembrados nos envalentonamos y hacemos frente a este pequeño repecho. Es un camino tortuoso y pedregoso que si se hace bajo un sol de justicia nos hará echar mano más de una vez de la cantimplora que llevaremos llena del agua de la Fuente de los Pájaros. En nuestros descansillos podemos darnos la vuelta para observar allá a lo lejos la ermita de San Roque, la sobrecogedora Muela de San Juan y el camino que hemos venido recorriendo. A medida que vamos ganando en altitud, el paisaje pedregoso cambia y deja paso al pinar con bosque bajo de chaparra y enebro. Hemos de vigilar siempre la aparición de animales peligrosos como la Víbora (Vipera aspis), la Culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) o la Tarántula o Araña lobo (Lycosa narbonensis) por aquí llamada "murgaño". La sabiduría popular dice de esta araña: "si te pica un murgaño, no comerás pan en un año". El camino ahora se hace más llano, aunque todavía sortea algunos carriles y pequeños barrancos como el del Saúco o el de Soduna. Si vamos en silencio no es extraño observar algún ciervo, que merodea por estos tranquilos lugares.

Tras un buen rato caminando entre pinares llegaremos por fin a la finca de Aguasamargas. Avistaremos la presencia de la Paridera de Aguasamargas a la cual nos podemos acercar y así contemplar el lamentable estado de conservación de la caseta de pastores. En esta caseta han dormido muchas veces casi todos los vecinos de Griegos o bien por labores de pastoreo o por labores de labranza. A la izquierda de estos edificios podemos recorrer las ruinas de los antiguos almacenes para la sal que se obtenía por la desecación en la eras que hay delante de nosotros. Hacia la salida del valle podemos localizar todavía el pozo y el camino que hacían los mulos haciendo girar la noria y así obtener esa "agua amarga" que proporcionaba la sal. Probemos el agua salobre del riachuelo para testimoniar su nombre. Volveremos a la pista forestal que tenemos cerca y que cruzamos anteriormente para visitar la paridera. Siguiendo la pista encontraremos un cruce a mano izquierda que deberemos ignorar y seguir por el vallecillo arriba. Poco más adelante a mano derecha y enclavada en la ladera encontramos la Fuente de la Canaleja (una de las mejores fuentes). Aquí podemos descansar durante unos minutos y con prismáticos en mano no es difícil observar algún ratonero común (Buteo buteo), o un cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) en busca de ratoncillos. Aquí recargamos de nuevo las cantimploras y seguiremos por el carril forestal que poco a poco se va empinando y adentrando de nuevo al pinar.

El frío ataca a los pinos en la zona denominada "el frontón"

Fuente La Palomas

El carril se va perdiendo pero nos lleva hasta cruzarnos con otro. Deberemos girar por este nuevo carril a mano derecha. El bosque se hace ahora más tupido hasta llegar a un pequeño alto con un claro donde se nos desvía un carril a mano derecha y subiendo (un mojón de gran tamaño nos indica el lugar del cruce). Volveremos a este lugar para seguir el camino de regreso, pero antes de bajar por él subiremos por el de la derecha a visitar el Refugio de Montaña Majada Matapán (situado a 400 metros de este cruce). Una vez visitado el refugio y habiéndolo dejado en similar estado al que estaba volvemos por nuestros pasos hasta el cruce donde nos espera el mojón blanco y retornamos al carril que discurre por el llamado Barranco el Carril y pasa por la Hoya de Jaspe (Jaspe es un mineral de color verdoso- anaranjado abundante en esta zona). Seguramente nos hemos dado cuenta ya, de que ahora, vamos siguiendo las marcas de un camino catalogado como GR (Gran Recorrido). Estamos ya de camino hacia el pueblo, la ruta a sido larga y cansada, por suerte la caminata ha sido placentera y ahora entre montículos, vallecillos y sembrados llegaremos de nuevo al Barranco de Codes. Lo sabremos porque por su parte baja pasa un carril forestal, y de frente sube otro en dirección al pueblo donde lo primero que se ve es la ermita de San Roque, que deberemos coger para llegar a las casa más bajas del pueblo.


Dificultad de la ruta: Alta (por su longitud)
Material recomendable: Calzado cómodo, cantimplora, brújula, prismáticos, guía de animales y plantas, comida y ropa adecuada.
Duración: de 6 a 7 horas + descansos
Observaciones: Ruta recomendada para hacerla gente caminante y para realizarla el día completo.

Refugio de montaña Majada Matapan

Cañada entre la carretera y el Cerro Medio

 

RUTA 4 : Dehesa y Celadas

Los hermosos pinos de la Malena bajo el sol del atardecer

Estamos ante una ruta interesantísima y de muy fácil ejecución, que la podemos hacer sin estar muy preparados para el senderismo y donde disfrutaremos de unos bellísimos parajes en la Dehesa Boyal y de una impresionante orografía en la zona de las celadas. Es una ruta ideal para hacerla en BTT por su facilidad y su relajado paisaje.
Salimos del pueblo en dirección sureste, hacia el pueblo de Guadalaviar, y en las últimas casas en la Portera y junto al frontón sale un carril forestal al lado de la plaza de toros. Cruzaremos una valla metálica que debemos cerrar a nuestro paso para que no se salga el ganado que hay dentro. Acabamos de entrar en la Dehesa boyal de Griegos, un prado comunal donde pastan los animales de labor y por ello debemos tener especial precaución a la hora de cerrar a nuestro paso las vallas y portones que encontremos. Nuestra ruta discurre por la pista forestal dejando a nuestra izquierda el hermoso prado (Prao Santo) donde crecen entre otras especies vegetales florecillas tan bonitas como la común campanilla o narciso (Narcissus bulbocodium), la quitameriendas o auyentapastores (Merendera montana) y la hierba de santiago (Senecio jacobaea). Si nos fijamos un poco veremos dos majestuosos y vetustos pinos albares conocidos como los Pinos de la Malena y en los cuales se reunían las gentes del pueblo (las autoridades del pueblo en uno y los lugareños en otro) el día 22 de Julio festejando a su patrona Santa María Magdalena, para realizar una merienda en hermandad rellena de vino y tortas (sopeta) jotas y rondalla, por ello es un sitio cargado de recuerdos.
Pronto veremos un desvío en la pista que nos baja al merendero de la Malena, lugar de esparcimiento para comidas comunitarias con abundantes sombras y aguas cristalinas. Proseguiremos el carril y pronto encontramos otro hermoso prado conocido como el Prao Sotos y donde también encontramos un merendero y una fuente con el mismo nombre. A nuestra derecha queda la majestuosa Muela de San Juan, cargada de pinos albares (Pinus sylvestris) y de nieve en invierno, por donde discurre las Pistas de Esquí de Fondo de la localidad. Finalmente encontramos otro portón que deberemos pasar, cerrando pertinentemente la valla a nuestro paso. Acabamos de entrar en la Dehesa de nuestros vecinos de Villar del Cobo. Encontramos nuevos prados y nuevas fuentecillas de frías aguas y quizás también un grupo de vacas y caballos pastando la fresca hierba de los prados. En el caso de encontrarnos con alguna intrépida vaca en medio del camino no hemos de asustarnos ya que son bastante asustadizas y nada peligrosas; por lo tanto no cal alarmarse. Pasada una curva a derechas muy pronunciada daremos con una pequeña pista que sale a mano izquierda y que deberemos tomar. Ésta, nos lleva al merendero de la Fuente Cobeta, un lugar sombreado por pinos y donde emana una fuente caudalosa y de aguas muy apreciadas, ya citada en documentos del sigo XII. Es un buen manantial para refrescarnos y tomar un pequeño refrigerio antes de proseguir. Si estamos en los primeros meses de verano, junto al reguero de la fuente o subiendo éste podemos encontrar la fresa silvestre (Fragaria vesca) aquí conocida como "maita" y de un sabor mucho más intenso y dulce que el de los fresones de cultivo. También encontraremos alguna zarzamora (Rubus ulmifolius) y el rosal silvestre (Rosa canina). Si nos fijamos en los pinos podremos observar que en muchos casos están parasitados por otra planta que se llama muérdago (Viscum album) y que aunque parasita al árbol es una especie protegida por ley. Antiguamente esta planta era recogida de las ramas de los árboles como alimento de cabras y ovejas. Por el merendero es fácil observar alguna vivaz ardilla (Sciurus vulgaris) en busca de alguna golosina dejada por los turistas.
Retomamos la pista que habíamos dejado y bajamos hasta el portón metálico que cruzamos y cerramos y donde pasamos a un paisaje libre de pinos. Por aquí el camino discurre durante 300 metros junto al arroyo plagado de mimbreras (Salix fragilis), aquí llamadas sargas. También podemos disfrutar del canto acompasado de la rana verde común (Rana ridibunda) y del más silencioso sapo común (bufo bufo). Al poco llegamos a las Casas de Bucar y al cruce de la carretera asfaltada. De las antiguas casas, ya no queda ninguna, sólo resiste, remodelada, la ermita dedicada a Santa María Magdalena; en ella, tradicionalmente, se reúnen el día de Viernes Santo de cada año los devotos de los tres pueblos (Guadalaviar, Villar del Cobo y Griegos), para culminar con el rezo del Via Crucis.

La dehesa, un bello paraje donde relajarse y disfrutar de la naturaleza

Pista forestal por el Entredicho

Las celadas, impresionantes dolinas en embudo situadas en el término de Villar del Cobo y Griegos

Ermita en Bucar a Sta. Mª Madalena

Nada más girar a la izquierda por la carretera asfaltada en dirección a Griegos, encontraremos una pista forestal a mano derecha que sale paralela a la carretera y pasando por una paridera remodelada de ganado lanar, la cogeremos cruzando con mucho cuidado la carretera. En esta zona no es difícil observar en su posadero o sobre el tendido eléctrico algún ratonero común (Buteo buteo), un cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) o incluso si es muy al atardecer un pequeño mochuelo común (Athene noctua).
Seguiremos este carril que camina entre chaparras (Juniperus sabina), enebros (Juniperus communis) y algunas matas de tomillo (Thymus vulgaris), manzanilla (Anthemis nibilis) o espliego (Lavandula angustifolia). Siguiendo el camino nos daremos cuenta por las señalizaciones de que estamos caminando hacia las celadas (dolinas de relieve cárstico formadas por el hundimiento del suelo y modeladas por la erosión hasta formar este hermoso e impresionante aspecto). Subiremos a visitar la más grande y más cercana al camino para disfrutar de su belleza. En alguna lluviosa primavera hay lugareños que la recuerdan con el agua hasta la mitad.
En esta zona destaca principalmente la gran cantidad de fósiles (restos de seres vivos petrificados) que pueden encontrarse en la misma superficie. Abundan los Ammonites, Turritela turris, Belemnites, Braquiópodos y sobre todo Vivalvos, aquí conocidos como "palomillas" o "palometas". Abarcan períodos de la Prehistoria desde hace 200 a 400 millones de años. Debido a la desaforada depredación de los yacimientos sin control, es cada vez más difícil encontrarlos en buen estado. Seamos comedidos. Y si queremos llevarnos un recuerdo, no destruyamos la naturaleza ni esquilmemos la riqueza de estas tierras.
Continuando nuestra pista de tierra llegamos tras un buen trecho al cruce con un carril que nos sale a mano izquierda y que tomaremos para retornar al pueblo. Llegaremos a la Fuente de los Novios, ya en la entrada del pueblo, llamada así porque a ella acudían las mozas con sus cántaros o botijos, y claro está, con sus novios cortejándolas, cuando todavía no había agua corriente en las viviendas. Era un lugar propicio para arrancar algún furtivo pellizco o los más atrevidos un cariñoso beso.


Dificultad: Baja
Duración : 2 a 3 horas + descansos

 

RUTA 5 : Camino de la Retorca
Esta es una ruta corta pero que tiene el atractivo de subir a la Muela de San Juan por uno de los caminos más bellos. Su práctica adquiere total belleza en otoño y en primavera, aunque en verano también guarda buen atractivo. Esta ruta es también conocida como "subida por la pumaradilla" por el paraje que atraviesa.
Cargamos nuestras cantimploras en la fuente de la plaza del pueblo y nos dirigimos en dirección sureste a la salida del pueblo en dirección Guadalaviar. Pronto encontraremos la carretera principal, que deberemos tomar a mano derecha por ella. A escasos 100 metros caminados por la carretera encontraremos a mano izquierda un carril forestal que sube empinado hacia los sembrados del pie de la Muela. Lo tomaremos y comprobaremos que ganamos altura rápido, ya que el carril tiene fuerte pendiente. Pasamos junto al aparcamiento de caravanas y antes de entrar en la masa boscosa vemos frente a nosotros un cercado con un portón grande, se trata de un cercado cinegético, en el cual se podía observar de cerca los carismáticos ciervos (Cervus elaphus); hoy en día no hay ninguno. Intentamos rodearlo por la izquierda y nos daremos cuenta de que cerca de este vallado pasa otro vallado, pero este de rocas (aquí se llama cerradura) que sube recto en dirección a la Muela de San Juan. Este será un punto de referencia que deberemos seguir en línea recta hacia la Muela. Unos metros más arriba y antes de que el pedregoso vallado sea comido por los pinos veremos al otro lado de la valla el depósito de la fuente de la Pumaradilla, una pequeña edificación blanca que no nos costará ver. Es en ese momento que debemos saltar este vallado de piedras (intentando no destruirlo, ya que todavía sirve de separación entre los pastos y las tierras de labor. Por esto es conocido como la cerradura. Una vez superado el obstáculo, sin mucho problema, llegamos hasta la casita de piedra que no es más que un depósito de canalización de la fuente al depósito de abastecimiento de agua potable al pueblo. En este acogedor rincón y ya bajo los innumerables pinos albares (Pinus sylvestris) encontramos un matorral importante de endrinos (Prunus spinosa) y rosales silvestres o escaramujos (Rosa canina).
Sobre la fuente y todavía libre de matojos sale un caminito de caballerías que nos llevará hasta el alto de la Muela casi sin esfuerzo. En los claros que forman los pinos podemos observar en primer término la inmensidad de la Dehesa Boyal, junto a la Hoya (parte de la dehesa situada al otro lado de la carretera asfaltada) y en segundo término las Celadas (que son las depresiones circulares, signo vigente del modelado cárstico de la zona).

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..............................La cueva del tio Minchete ..................................Cardos azules

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Zona oriental de la Muela, por donde discurre la ruta .....................Vistas del pueblo

Seguimos subiendo cómodamente y advertimos de que estamos ascendiendo por la ladera umbría de la Muela, es por esto que el suelo aparece cubierto de una moqueta natural de esponjoso musgo y verde hierba. Si la excursión se realiza en otoño encontraremos abundantes variedades de setas y hongos, entre los más comunes destacamos: el boleto o "porro" (Boletus edulis), el níscalo (lactarius deliciosus), el gracioso cuesco de lobo (Vascellum pratense) y la aquí llamada "cagurria" o colmenilla (Morchella esculeta), pero también esas tan tóxicas como la falsa oronja (Amanita muscaria).
Llegaremos sin mucho vacilar a un pequeño descanso de la subida llamado "la Retorca" y que en buena parte del año se encuentra plagado del azulado cardo marítimo (Eryngium maritimum). Nos merecemos un pequeño descansillo para afrontar el último repecho, momento que podemos aprovechar para ver la hermosa calera que allí tenemos. La calera era una construcción abovedada que antiguamente se hacía con la piedra caliza y que se rellenaba durante días con matorrales encendidos hasta obtener altas temperaturas en el interior y obtener la cal para la construcción de las casas.
Tras maravillarnos con las ancestrales costumbres seguiremos nuestro camino , que ahora se empina mucho más y que nos advierte que estamos a punto de llegar a la cumbre. Una vez arriba nos encontraremos con una pista forestal que no es más que las Pistas de Esquí de Fondo que pasan por aquí. Tomaremos a mano derecha esta pista y pocos metros más adelante encontramos la señalización de la Cueva del Tío Minchete, a la cual podemos llegar descendiendo en perpendicular a la pista tan solo 10 metros. Se trata de una sima de no más de 25 metros en la ladera, con una entrada muy angosta y en la cual los únicos amos son los mosquitos. Volvemos a la pista y la seguimos en la dirección en la que íbamos para llegar en pocos minutos al Alto de la Muela, donde está la cruz de Santa Bárbara, protectora contra las tormentas y la torreta de vigilancia contra incendios donde una persona del pueblo, durante los meses de verano da la alarma de los posibles incendios que se puedan producir por la zona. Descansaremos un poco disfrutando de las hermosas vistas que nos ofrece la muela y después seguiremos la pista hasta llegar al bar restaurante de las pistas de esquí, donde nos tomaremos un refresco, merecidamente. Preguntando a los trabajadores del bar, nos pueden indicar el emplazamiento exacto de un sitio llamado "Los Corrales". Se encuentra a tan solo 200 metros del bar entrando hacia los pinos en el interior de la muela. Encontraremos unos corrales o apriscos, alguno de ellos en muy buen estado de conservación, que se usaban para guardar y refugiar al ganado lanar durante la noche. La espectacularidad, la da la roca, que sirve de pared y la sima que sobre ella acontece.
Finalizada la visita a los corrales volveremos a la caseta y bajaremos por una senda que sale en dirección al pueblo, ignorando la carretera por la que suben los coches.


Dificultad de la ruta: Media-Baja
Duración de la ruta: 2 horas + descansos

 

RUTA 6 : Barranco de Codes
Se trata de la ruta más cómoda para la gente que le gusten esos paseos tranquilos y al atardecer, para estirar las piernas y sin grandes accidentes geográficos. También es una ruta accesible a la práctica de BTT, aunque por su corta duración, para los más expertos y aventureros se recomiendan otras más dificultosas y largas.
Salimos del pueblo por el Noroeste y llegando a las últimas casa, cogemos a la derecha la pista de tierra que nos indica el Barranco de Codes. Pasaremos junto al Pairón de San Antonio, protector de los animales domésticos, y junto a la ermita de San Roque, patrono del pueblo junto a San Pedro y Santa María Magdalena. Por los alrededores de la misma podemos encontrar algunos endrinos (Prunus spinosa) (con su fruto, la andrina, se elabora en Navarra el licor llamado pacharán) y también el grosellero espinoso (Ribes uva-crispa) cuyos frutos aquí les llaman "zarramones". Pasamos junto a la ermita y nos dejamos caer por la pista haciendo caso omiso de las dos desviaciones a mano izquierda y derecha que se nos plantean a tan solo 50 metros de la ermita. A unos 200 metros encontramos a nuestra izquierda la coqueta Fuente de los Pájaros que ofrece su fiel néctar a las abundantes avecillas del entorno: totovías (Lullula arborea), abubillas (upupa epops), cucos (Cuculus canorus), urracas (Pica pica), tordejas (Turdus merula), lavandera blanca (Motacilla alba), gorriones (Passer domesticus), jilgueros (Carduelis carduelis), pinzones (Fringilla coelebs), etc...

Ermita de San Roque

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....................................Codes invernal ......................................................................Puente de Tramacastilla

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.......................................Codes estival ...............................................................................Codes primaveral

Continuamos bajando por el carril hasta llegar al valle, a otra pista de tierra que tomaremos a mano derecha. Por estos carriles pedregosos no es extraño encontrarse algún fósil todo y que está muy expoliado y es difícil encontrar de buena calidad. Vamos bajando cómodamente por el carril pasando entre sembrados de trigo, avena o cebada, y junto a los bosques de pino albar (Pinus sylvestris). Esta apacible tranquilidad que nos ofrece la naturaleza tan sólo se verá interrumpida quizás por el graznar de algún cuervo (Corvus corax) o el paso de alguna paloma torcaz (Columba palumbus) aquí llamado turcazo. Los pajarillos más pequeños juguetean a nuestro lado junto a su alimento preferido, saltamontes, grillos, moscas y mosquitos.
En la curva pronunciada a derechas del barranco, nos sale un carril a mano derecha que nos lleva a escasos 200 metros a un paraje idílico como es la Fuente del Terrero. Un lugar de relax y donde corretean a gusto las vivaces ardillas (Sciurus vulgaris). Aprovechemos para conocer más de cerca las dos formaciones vegetales con porte arbustivo más comunes de la zona: el punzante e infranqueable enebro (Juniperus communis) y la aerodinámica chaparra o sabina rastrera (Juniperus sabina). Estos dos matorrales sirven de refugio a mucha fauna y flora que viviendo dentro de su ramaje soporta los rigores climáticos de la zona.
Retomamos el carril inicial y a escasos 500 metros, donde el barranco parece que se abre, nos sale un nuevo carril a mano derecha que deberemos tomar para empezar el camino de retorno al pueblo. Ascendemos por este nuevo carril entre los campos de labor y poco a poco llegaremos hasta las casas más remotas del pueblo. Aquí primero encontraremos la Fuente de los Novios, un lugar muy popular donde hasta hace poco las mozas, adornadas con sus mejores galas, acudían a llenar sus botijos y cántaros, siendo cortejadas por los mozos que cortésmente les ayudaban con la pesada carga.


Dificultad: Baja
Duración: 1 a 2 horas
Recomendación: Ruta especial para hacerla con niños y para aquellas personas más mayores.

 

RUTA 7: Cabeza las Arenas

Esta es una ruta sencilla para disfrutar con los más pequeños de un paisaje mágico y plagado de aspectos que mantendrán a los más peques bien entretenidos.
Cargamos de agua las cantimploras en la fuente de la plaza del pueblo y vamos saliendo de Griegos en dirección Sureste. A medida que subimos por la cuesta de la Portera, y justo antes de llegar arriba, encontraremos una pequeña pista forestal que sale a mano izquierda y que discurre por debajo de la última hilera de casas del pueblo. El camino está plagado de endrinos (Prunus spinosa) (a los frutos se les llama "andrinas" y las utilizan en Navarra para hacer el licor llamado pacharán). También encontramos groselleros espinosos (Ribes uva-crispa) (a los frutos aquí se les llama "zarramones", y se comen cuando están maduros); y no faltan los rosales silvestres o escaramujos (Rosa canina) (aquí llamados escalambrujos o tapaculos por sus efectos estringentes). Estos densos matorrales sirven de refugio a los incansables gorriones (Passer domesticus) que en verano pueblan las ramas con su incansable canto. A medida que estos matorrales se acaban y antes de entrar en el bosque, a mano derecha encontramos a poca altura una pequeña cueva mágica llamada "Cueva del tío Emporreto" , un personaje al que todos los niños de Griegos le tenían gran respeto. A nuestra izquierda dejaremos atrás una pequeña granja de ovejas con sus respectivos corrales, para adentrarnos poco a poco en la inmensidad del bosque de Pino albar (Pinus sylvestris). A partir de aquí el camino se vuelve senda y el suelo arenoso se enmoqueta de verde pincelado con unos pinos centenarios que dan una belleza especial al paisaje.
El camino continúa entre sembrados de secano y pinceladas boscosas. Estos parajes, son propicios para ver alguna ardilla (Sciurus vulgaris) jugueteando entre las ramas, o quizás, si hay suerte, algún zorro (Vulpes vulpes) merodeando por la zona. Casi sin darnos cuenta llegamos a una bajada que nos lleva a una explanada, momento en el cual debemos girar a mano izquierda para adentrarnos un poco más en la espesura del bosque e ir en busca de las trincheras. A medida que nos adentramos en la maraña de pinos, encontramos dos especies arbustivas bastante comunes en la zona como son: la sabina rastrera o chaparra (Juniperus sabina) y el enebro (Juniperus communis); el primero de carácter rastrero y este último de porte más alto y a la vez con hojas punzantes.
No es de extrañar que durante nuestro paseo encontremos bastantes huesos de animales domésticos. Hay que pensar que antiguamente esta zona era conocida como "cementerio de animales", ya que los lugareños echaban aquí los animales muertos para evitar que el olor llegara al pueblo y que sirviese de banquete a los carroñeros buitres leonados (Gyps fulvus) muy comunes por la zona.
Pronto descubriremos que nuestro camino discurre junto a las trincheras, unas zanjas excavadas durante la guerra civil y que aún hoy se vislumbra su forma y estructura. Andando cómodamente por estos rellanos, llegamos a unos claros en el bosque y desde aquí cogeremos un pequeño sendero que nos llevará de vuelta al carril inicial para volver por la granja y la cueva del Tío Emporreto hacia el pueblo.


Dificultad: Baja
Duración: 1 a 2 horas
Recomendación: Ideal para hacer con niños y también personas de avanzada edad, por su facilidad.

Los pinares se entrelazan en Cabeza las Arenas

Camino bajo pinos

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