LAS PARIDERAS
-Si hombre, ahora la Paridera del Cuarto con
lo arreglada que está nos viene muy bien a los del pueblo para hacer allí
nuestras juergas y diversiones.
-¿Pero tenéis alguna Peña o Club?
-No se puede decir que es una Peña, no es más que... alguien dice: ¡esta noche
cena! ¿cena? ¡Venga!.
Siempre hay algunos que se encargan de comprar la carne y de hacerla, embutidos,
bebidas, pan y luego cobrar y demás.
Es una paridera que estaba a punto de hundirse porque la viga central estaba
cediendo, se ha arreglado y mira los buenos ratos que está dando a la gente.
-Esta paridera nunca fue de ovejas ¿verdad?
-No, los labradores que trabajaban por sus alrededores, acudían allí rápidamente
con sus yuntas a resguardarse si había tormenta y, si no la había, acudían
para descansar un rato a la sombra al mediodía, hablar con los demás y para
evitar que a las caballerías les picasen los tábanos en verano.
-Y allí iban andando sus mujeres a llevarles la comida.
-¡Y las hijas! qué curioso ¿eh?. Tenían que ir las mujeres, claro, es que
el pucherico era menos gasto y además, ¡no había otra cosa! Un cocidico. Primero
las sopas de pan escaldadas con el caldo del cocido y luego las patatas, los
garbanzos o las judías con algún hueso y col.
Tenía que ser de caliente porque guardaban el frito y los jamones, ¡lo bueno!
para dar de comer a los peones de otras tierras que llegaban a Griegos en
verano a segar y eso hasta 1955 o por ahí.
Como te decía esa paridera venía muy bien para meter los mulos, pero nunca
se metieron ovejas. Además no se hubiera podido porque toda la parte delantera
estaba sin pared. Para mi gusto el fallo de la restauración está en no haber
conservado los pesebres.
-En el término municipal ha habido muchas parideras ¿verdad?
-Si, si claro. Desde siempre casi todos los vecinos de este pueblo han sido
pequeños propietarios agrícolas con tierras propias, además de ganaderos,
y necesitaban las parideras para guardar el ganado y tener estiércol con que
abonar las tierras.
Si te fijas todas las parideras estaban construidas en las solanas y cerca
de donde hay lomas. La gente intentaba resguardarlas del aire frío del norte
y que les diese pronto el sol por las mañanas.
En estas solanas es donde más había: dos en La Celedonia, cinco aquí en Los
Pozos y dos en La Solanilla. Eso edificios, porque a veces un edificio era
de varios propietarios con instalaciones independientes.
-Ya que estamos en esto vamos a contar todas las que había, si te parece.
-Si claro, mira, además de las que hemos dicho había, o hay aún, las dos de
Las Grajas, la de Soduna, la de Aguas Amargas, el pajar del tio Fortunato
también en esa Partida, la de La Pared, la del Navazo, la de Los Chorlitos,
la paridera de La Hoya, la de Los Altillos, las de La Muela y otra que había
más abajo de la Fuente Juan lindando con lo de La Chaparrilla. Y más antiguamente
había otra, bueno en realidad era una gran casa, en la partida de Codes. Aún
se pueden ver los restos de cerámica y de tejas. Allí vivió don Pascual de
Codes un vecino de Griegos que los días 14 al 17 de septiembre de 1696 firmó
en representación del pueblo el importante documento titulado "Las ordenaciones
de la ciudad y comunidad de Albarracín"
José Juan Herranz Martínez 20-02-2009