RECUERDOS Y OTRAS COSAS
En la mayoría de los pueblos de España, las eras y los pajares, estaban agrupadas en una sola zona. En Griegos, sin embargo, rodeaban casi todo el pueblo. Había eras en La Portera, en todo el espacio conocido ahora como La Nevera, en Los Cerrados y en toda la parte norte; empezando al noroeste por la del tío Gregorio “Luchana” y terminando al noreste por la de “Los Calores”.
La mayoría de las eras tenían el pajar o la paridera junto a ellas, o muy cerca, para ahorrar trabajo a su propietario en el almacenamiento de la paja. El grano, sin excepción, lo guardaban todos los vecinos en los atrojes instalados en las cambras de sus propias viviendas.
No voy a hacer referencia a todos los trabajos, relativamente agradables, de la trilla; trabajos que, como casi todos los demás, eran compartidos por la totalidad de los miembros de la familia, incluidos los más pequeños.
Cuando tanto se habla ahora de la igualdad entre hombres y mujeres; de la esclavitud a que la mujer ha estado sometida, de la “paridad”, etc. quiero dejar constancia de la opinión de una sensata y anciana mujer rural; de Griegos sin ir más lejos:
“Hemos estado siempre… atentas a nuestros hombres y a nuestros hijos…esclavas las mujeres de los hombres. No porque ellos te tuvieran como esclava, sino que eras tú esclava porque los veías a ellos hechos unos negros. Yo por ejemplo…se iba mi marido a segar a las cinco de la madrugada con un mendrugo de pan y una tajada hasta que yo le llevaba la comida al tajo a eso de las dos con todo el calorazo… Un cocido, un ratico de descanso, y a tirar de hoz hasta que se hacía de noche. Tanto con mi marido como cuando era soltera con mi padre y mis hermanos era yo una esclava de mis hombres. ¿Pero qué eran ellos?”
Tampoco voy a hacer referencia al trabajo de ablentar la parva, antes de que llegaran aquellas máquinas que llevaban impresas en letras grandes, y en círculo, las palabras AJURIA VITORIA, que tan grabadas se quedaron en mi mente.
Sí que quiero hacer referencia a esas palabras y a otra más: ENEA.
Hasta el año pasado no conocía la preciosa ciudad de Vitoria, pero como a casi todos los españoles me era familiar aquello del Palacio de Ajuria Enea, o traducido, La Casa de Ajuria.
Como he dicho, el pasado año visité la hermosa ciudad de Vitoria y conocí, entre otras muchas cosas, dicho palacio y su historia.
El edificio y su entorno son magníficos. Presenta todos los elementos arquitectónicos del arte neovasco: doble arquería en la planta baja, tres ventanales centrales, unificados con huecos balconados y elementos heráldicos en el primer piso, ventanas de arco de medio punto junto a los esquinales coronados en arbotantes en la planta superior, y un amplio alero acabado en bellos pináculos alzados hacia el cielo en la cubierta.
¿Y quien construyó ese magnífico palacio?: Pues, para su uso y disfrute, lo construyó el industrial D. Serafín Ajuria.
Si, sí…habéis adivinado bien: Era el fabricante de aquellas máquinas que todos hemos visto mil veces en nuestras eras (o por lo menos en las de los menos pobres).
Después, Serafín Ajuria vendió el Palacio a la Diputación Foral de Alava y en 1980 el gobierno vasco compró el edificio como sede del lehendacari (sin k porque me da la gana) de turno.
No cabe duda que la inteligencia y el trabajo del industrial Ajuria le permitieron construir y gozar de aquel magnífico palacio; pero no me cabe la más mínima duda que fue a costa de todos los pobres agricultores españoles que con su esclavo trabajo pagaron un Palacio del que ahora presumen…..
José Juan Herranz Martínez 27 marzo 2007