LA ESTRELLA MUSULMANA |
En tiempos de los moros, la familia de una joven musulmana era perseguida por las tropas cristianas, capitaneadas por el mismísimo Cid Campeador. Para librarla de todo peligro, el padre de la joven habló con un nigromante y, junto a una fuente en la Serranía de Albarracín, la doncella fue convertida en estrella.
Desde entonces todos los días, al amanecer, se asoma a contemplar desde el cielo los antiguos reinos de su padre. Pero cada cien años toma de nuevo la forma de hermosa doncella que tuvo, y se sienta junto a la fuente donde fue encantada. Allí peina sus cabellos con un peine de oro, a la espera de que alguien deshaga el hechizo.
Un pastor acertó a verla, y la joven se dirigió a él preguntándole con dulce voz a quién prefería, si a ella o a su peine de oro. Tentado por la codicia, el pastor escogió el peine. Ella se lo arrojó y desapareció para seguir encantada hasta el final de los tiempos.
Cuando llegó a su casa el pastor fue a sacar el peine de su zurrón, pero éste se había convertido en una tea de madera de pino.
Así, el pastor quedó burlado, sin saber que de haber preferido a la doncella el encanto se hubiese roto y la princesa hubiera vuelto a su carnal presencia y juventud.
Por eso, la joven hechizada continúa brillando entre las estrellas, y asomando con su tenue luz aurora tras aurora. ("Historias de Aragón 202")