PASTORES POR LA CHARAVASA

 

Como profesor, mosén Alejandro, aquel cura que había entonces en Griegos era algo exagerao. Había seleccionado a tres muchachos y nos preparó de tal forma que fuimos a sacar las becas a Teruel, y de cerca de ochocientos que se presentaron, uno de nosotros sacó el número tres, otro el número cinco y el tercero, no recuerdo ahora el número que sacó, pero no sería malo cuando también aprobó.¡Seguimos queriéndolo como no te puedes imaginar! Total, que pasando muchas peripecias me planté en el final del cuarto curso con notas... ya te digo, no exageradas, pero buenas. En lenguas Latín , Griego y todo eso, se me daba muy bien. Después las Matemáticas me fallaban y la Historia también, pero... ¡pá los idiomas yo era un genio! Pero mi cabeza no estaba en el seminario. Mi cabeza estaba en el pueblo.. mis padres, mis hermanos, mis ovejas, mis yeguas, mis perros, mis cabras...Como te digo, yo siempre tenía esas historias metidas en la cabeza ¿no? Entonces llegaba el momento que nos llamaba el padre espiritual y me decía: No te veo concentrao, ¿qué te pasa que no te veo concentrao? Solo sacas buenas notas en... ¡por supuesto no podía suspender por que si no, la beca se te la cargaban! Y el seguía... en Latín y Griego bien, pero ¿qué pasa con la Historia? ¿qué pasa con las Matemáticas?.El Francés, el francés yo... ¡joder si sabía yo hablar francés! Prueba de ello es que el Paco Lapuente, que en paz descanse, nos dió... bueno, por el verano, a lo mejor fue el único año. Entonces ya empezaba a haber algún estudiantillo, se agregaron tres más y Paco nos dió algunas clases. General ¿no? o pá saber a que nivel estábamos nosostros. Un día toca el tema del Francés... ¡pues hostia si que os aprietan en el seminario! ¡Si casi dominas el francés! El cura del seminario se liaba a hablar en francés y nosotros, sobre la marcha, lo traducíamos. El nivel era altísimo. Pero yo con mis historias de padres, de hermanos, de ovejas, de yeguas, de perros, de cabras...hombre no podía, no estaba yo concentrau allí, ¿sabes? Me acuerdo cuando me escribía mi padre, bueno, bueno, bueno...¡pasaba yo unos momentos. . .! ha parido la cabra tal, la yegua...¡joder! pasaba yo unos días que no se me olvidaba, porque había parido la cabra tal, ¿entiendes? Me faltaba concentración y me salí del seminario. Aquel año, bien jovencico, me fuí de trashumante y ¡uf! porque me gustaban mucho los bichos ¿no?. Me mandaron allí a una Sierra de Córdoba que en todo el invierno no ví a nadie más que a los cabreros y a los vaqueros. Mal, mal...Después yo seguí siempre con las ovejas con mucha ilusión y mucha tranquilidad por el campo. Aquello que nos decían en el seminario: Paz espiritual, creo que lo he conseguido ¿no? porque, ya te digo, no me he desvelado ni una sola noche en toda mi vida.

 

José Juan Herranz Martínez   lunes, 15 de diciembre de 2008